
En el camino de la investigación 15
poder seguir con nuestro aprendizaje, el uso de In-
ternet ha tenido un gran aumento, claro está que es
sencillo aprender desde la comodidad de nuestros hoga-
res, es bueno que como jóvenes nos autoeduquemos y
busquemos la forma de aprender, pero, ¿qué hay de las
personas que no tienen los recursos necesarios? Una
duda que me asalta desde que sucedió esta pandemia.
Figura 1. Clases por Zoom
Fuente: Autores.
Esto es una gran desventaja puesto que no todos
tienen la suerte de tener un dispositivo con Internet,
muchos viven en condiciones difíciles en sus hogares.
Andrés Ruiz en [2] afirma que: “Una buena educación
es a menudo el único medio de romper el ciclo de la
pobreza para los niños pobres”, es por esto, que la
situación es preocupante, al no tener lo necesario no
pueden seguir educándose y como consecuencia no
pueden avanzar para romper ese ciclo.
Figura 2. Diferencia de estudio. Infobae (2020)
Fuente: Autores.
Son dos visiones distintas, por una parte, podemos
observar a jóvenes desde la comodidad de sus vivien-
das recibiendo clases y por otra miramos una realidad
opuesta, donde el joven no puede acceder a sus clases
por falta de instrumentos tecnológicos.
Si bien es cierto no podemos hacer mucho al res-
pecto, pero si tenemos algún conocido que no puede
acceder a esta forma de educación sería bueno ayu-
darlo para que se ponga al día, una acción que no
nos afecta más bien es satisfactorio saber que estamos
ayudando a formar jóvenes que serán el futuro del país.
En mi caso, me ha gustado esta forma de aprender, no
obstante, se extraña mucho las clases presenciales, las
bromas, hablar con los docentes y compañeros es algo
que solía ser entretenido, ahora todo es a través de una
pantalla, es sencillo obtener buenas calificaciones pues
tenemos todo al alcance de un solo clic en cualquier
buscador para realizar nuestras tareas.
El confinamiento que estamos viviendo hoy en día
puede traer consigo una serie de trastornos psicológi-
cos como: depresión, ansiedad, insomnio, entre otros.
Todo lo mencionado anteriormente puede evitarse man-
teniendo nuestra mente activa, y ¿cómo lo podemos
hacer? La respuesta es más sencilla de lo que parece,
y es la escritura, si bien es cierto la escritura suele
ser un proceso largo, sin embargo, cuando escribimos
podemos plasmar en nuestro texto lo que sentimos,
una buena forma de desahogarse y salir de nuestra
zona de confort [3].
Fidelino de Figueiredo afirma que: "La vida, la pala-
bra y el pensamiento son inseparables; pensar y saber
es querer decir y poder decir, porque lo que el hombre
siente y piensa lo incorpora al mundo de las palabras.
El juicio, pieza nuclear del pensamiento lógico, sólo
existe en el cerebro del hombre por su traducción en
frase".
Toda persona necesita expresar sus ideologías de
forma escrita con corrección y elegancia. Es preciso
manchar muchas hojas, tachar y corregir constante-
mente, la habilidad se adquiere a fuerza de tropezar
con las dificultades. Como suele decirse comúnmente
la práctica hace al maestro, entonces, podemos hacer
cientos de correcciones, es algo tedioso al comienzo,
sin embargo, la satisfacción y alegría de ver tu texto
terminado es un sentimiento tan único, invaluable y
especial.
Dicho todo lo anterior escribir es una de las formas
en las que podemos salir de lo común y entrar a otro
mundo, relajarnos y hacer lo que nos gusta. Es preciso
mencionar que escribir necesita de mucha investigación,