REVISTA
JUVENTUD Y CIENCIA SOLIDARIA
En el camino de la investigación
¿Cómo afectó el covid-19 al Sistema
Educativo?
Emily Lizbeth Sarmiento Tenecela
Emily
Lizbeth
Sarmiento
Tenecela
,
tengo 16 años, estudio en la Unidad
Educativa Sagrados Corazones, curso el 2.°
de Bachillerato General Unificado “A”. Mis
hobbies
son leer, escribir, escuchar música
y bailar..
Resumen
El covid-19 ha pasado a formar parte de nuestra
vida cotidiana en esta primera mitad del año 2020,
afectando la vida de millones de personas e influyendo
en distintos campos: laborales, educativos, entre otros.
Desde luego, los estudiantes no hemos estado exentos
de su impacto, así que, por eso surge la interrogante:
“¿Cómo afectó el covid-19 al sistema educativo?”.
Este será el tema a tratar en este artículo, analizar
e interpretar cómo afectó la pandemia en la vida
académica de los jóvenes, las ventajas y desventajas
que pueden tener las llamadas clases virtuales.
Se analizará varios puntos como: el control del
aprendizaje por parte de los docentes, los problemas
que podría tener una educación condicionada por el uso
exclusivo del Internet y de la tecnología, la adaptación
de los estudiantes a este nuevo método de educación
virtual, la importancia de los docentes y la convivencia
social en el proceso educativo.
Para el desarrollo de este aporte se ha realizado una
investigación bibliográfica y se ha recopilado opiniones
de expertos en el tema, información sobre cómo se
lleva la educación actualmente, además de la inclusión
de experiencias personales.
Con todo esto se intentará dar una visión de los
puntos a favor y en contra de las clases virtuales y
qué tanto ha cambiado el sistema educativo tradi-
cional. Esta situación, sin duda, ha dejado marcas y
ha logrado hacer una “revolución” al sistema educativo.
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En el camino de la investigación
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Palabras clave:
apoyo, clases virtuales, desventajas,
estudiantes, infalible, responsabilidad, ventajas
Explicación del tema
La vida del estudiante ha cambiado durante esta
primera mitad del año 2020; las clases presenciales
se vieron interrumpidas por un obstáculo que nadie
vio venir, el covid-19. Si bien las escuelas, colegios
y universidades buscaron formas de suplir las clases
presenciales por medio de las virtuales, no significa
que estas se hayan convertido en un método “infalible”
en el aprendizaje.
Uno de los mayores fallos presentados en este nuevo
modo de impartir clase, es la manera en cómo se con-
trola el aprendizaje por parte de los docentes. Durante
una clase presencial, el maestro, de cierta manera puede
darse cuenta de cómo fluye el aprendizaje de su curso,
pero a través de una pantalla es más difícil saber si
un estudiante está prestando atención. Otra cosa im-
portante que recalcar es la veracidad del aprendizaje,
sin un control directo del maestro, se ha vuelto mucho
más sencillo la copia de pruebas, lecciones y exámenes;
así que, el aprendizaje no puede ser correctamente
evaluado.
Una desventaja más es que está condicionada por
el uso de dispositivos electrónicos como computadoras
y celulares, además del uso del Internet. Si bien, estos
recursos son muy comunes actualmente, no siempre
están al alcance de todos. Las computadoras y celu-
lares pueden ser insuficientes para una familia que
necesita utilizarlos en un mismo horario; se debe tener
en cuenta que en una casa no hay solo estudiantes que
se conectan a sus clases virtuales, también hay padres
que deben hacer sus teletrabajos. Los estudiantes más
desfavorecidos podrían enfrentar una “brecha educa-
tiva” en comparación con aquellos que sí tienen la
comodidad de contar con varios dispositivos electróni-
cos.
Otro gran problema, esta vez relacionado con el
Internet, son los de conexión. Varios estudiantes suelen
tener problemas al intentar conectarse a sus clases por
la mala cobertura del Internet. Si bien los maestros
comprenden esta situación, la misma se ha conver-
tido en una excusa recurrente de algunos chicos para
ranclarse de clases, llamemos a esto las “ranclas vir-
tuales”. Así como los estudiantes se han adaptado a
las clases virtuales, las ranclas también lo han hecho.
Otro problema es las desigualdades sociales. Si en el
punto anterior hablábamos de la falta de ordenadores
o dispositivos móviles, en este punto citaremos la falta
del más importante aliado en la educación virtual, el
Internet.
De nada sirve lo increíbles que puedan ser las
plataformas virtuales, cuando hay estudiantes que no
pueden usarlas; de nada sirve que los maestros estén
dispuestos a responder las dudas de los estudiantes por
medio de WhatsApp, cuando varios de ellos no tienen
a su alcance una red wifi. La “brecha educativa” en
esta pandemia no solo se ha agrandado, se ha hecho
más visible. En la Figura 1 se puede observar cómo,
en Ecuador, tan solo el 37,2 % de los hogares tienen
acceso a Internet, esto nos dice que solo 4 de 10 niños
tienen la oportunidad de continuar sus estudios por
medio de clases virtuales y la situación no mejora en
las zonas rurales, ya que tan solo el 16,1 % de los
hogares cuenta con acceso a Internet.
Figura 1.
Hogares con acceso a internet
Fuente: Coba, G. 2020.
Cerremos con broche de oro la parte negativa de las
clases virtuales y el último punto en contra es que no
son para todos. Cecilia Rengifo, licenciada en Comuni-
cación Social, explica que el hecho de que los jóvenes
hayan nacido en la era de la tecnología no garantiza su
correcta adaptación a este nuevo sistema de educación
virtual [1].
Si antes se decía que el sistema educativo actual
no es para todos, ahora podemos recalcar lo diferentes
que somos a la hora de aprender. Algunos estudiantes
estarán de acuerdo de que es fácil, pero otros harán
hincapié en que no. Dentro de este punto se podría
recalcar la importancia de una convivencia social en
el aprendizaje, si bien para algunos no es un gran
problema, para otros sí. Para Sarah-Jayne Blakemore,
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Juventud y Ciencia Solidaria
autora principal del Departamento de Psicología de
la Universidad de Cambridge, la interacción entre los
jóvenes es crucial para su desarrollo, aunque el distan-
ciamiento físico solo será temporal, esta etapa formará
gran parte de la vida del ser humano [2].
Otro factor, dentro de este punto, es que las clases
virtuales carecen de dinamismo y podrían provocar
aburrimiento lo que causaría la falta de concentración;
esto podría ser más difícil de controlar en niños de
escuela e incluso en estudiantes de niveles superiores,
aquí es donde los padres de familia toman un papel
protagónico en la educación de sus hijos, pero aunque
su ayuda puede ser una manera de ayudar al control del
aprendizaje, lamentablemente no es posible en muchos
casos [3].
Los estudiantes al no tener físicamente a los maes-
tros tienden a pedir ayuda a sus padres, y muchos
de ellos no están lo suficientemente preparados para
enseñar a sus hijos [4]. Algunos padres no están ca-
pacitados para contribuir y controlar la educación de
sus hijos debido a varias razones: están ocupados con
sus teletrabajos, no pueden “dividirse” en el caso de
tener que controlar a varios hijos o simplemente no
están capacitados para eso; es decir, en algunos casos
la presencia de un maestro será crucial y necesaria
para la correcta educación de ciertos estudiantes.
Ahora, no se puede ser pesimistas y no ver las
grandes ventajas que el Internet ha brindado a los
estudiantes ya que, si estuviéramos en otra época,
probablemente la historia sería distinta.
Las clases virtuales, pese a sus desventajas, se han
convertido en la manera más eficaz de continuar con
las clases para muchos niños y jóvenes; así que también
se puede visualizar ventajas [5].
Una gran ventaja es la formación de estudiantes
más responsables.
Ellos han tomado conciencia acerca de la impor-
tancia del autoaprendizaje, si bien los maestros son
la principal fuente de ayuda, con esta situación im-
prevista, han entendido que sus profesores solo son
un complemento en el engranaje de la educación, que
ellos tienen la capacidad de aprender por sus medios
y que la educación no está limitada a cuatro paredes,
libros y un maestro, la educación puede continuar en
cualquier lugar y en cualquier momento [6].
Conclusiones
Las clases virtuales han venido para quedarse, o por
lo menos por unos meses más; así que el aprendizaje
no puede verse interrumpido. Aunque en su mayoría
se puede visualizar falencias con este nuevo método de
educación, no se puede negar que es el sustituto más
adecuado de las clases presenciales. Además, es ad-
mirable la manera en cómo los estudiantes y el cuerpo
docente se han adaptado a esta situación tan inespera-
da.
De manera negativa, lo que se puede recalcar es la
desigualdad social que es lo que más influye y condi-
ciona la educación actual; sin embargo, de manera
positiva esta situación debería ser vista como una
“oportunidad” de probar otro método que podría ayu-
dar a complementar al tradicional.
El covid-19 ha cambiado y quitado varias cosas, ha
quitado la convivencia con seres queridos, ha quitado
la confianza de salir y le ha quitado a los estudiantes
la oportunidad de disfrutar al máximo sus años de
estudio, pero algo que no se le debe entregar es la
oportunidad de formarse como futuros profesionales
del país, si hay algo que nunca se podrá recuperar es
el tiempo así que, queridos estudiantes, es tiempo de
educarse con responsabilidad; ya sea, mediante clases
presenciales o virtuales. El único método de educación
que funciona es aquel en que los estudiantes construyan
y apliquen con responsabilidad.
Bibliografía
[1] K. Monte, «Lo ’turro’ y lo ’pepa’ de las clases vir-
tuales,»
Extra
, 2020. [En línea]. Disponible
en https://bit.ly/2X5iFyP. [Último acceso: 20 ju-
nio 2020].
[2] Primicias.ec, «El coronavirus evidencia la brecha
educativa en Ecuador,» Primicias, 2020. [En línea].
Disponible en https://bit.ly/2X6eHpB. [Último ac-
ceso: 21 junio 2020].
[3] M. Espinosa, «Alertan de las consecuencias del
distanciamiento social en el desarrollo de adoles-
centes». La Vanguardia, 2020. [En línea]. Disponible
en https://bit.ly/3hHs07R. [Último acceso: 20 ju-
nio 2020].
[4] InfoBae.com, «Una encuesta reveló por qué aumen-
En el camino de la investigación
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taron los malentendidos entre docentes y padres
por las clases virtuales.» Infobae, 2020. [En línea].
Disponible en https://bit.ly/2X4yXI8. [Último ac-
ceso: 21 junio 2020].
[5] J. Vives, «Las consecuencias del coronavirus
en la educación,» La Vanguardia, 2020. [En línea].
Disponible en https://bit.ly/2DfuFqe. [Último ac-
ceso: 21 junio 2020].
[6] R. Rodríguez. «Coronavirus: Solo seis de cada diez
niños tienen acceso a Internet en Ecuador,» 2020.
[En línea]. Disponible en https://bit.ly/304bSqW.
[Último acceso: 21 junio 2020].